• El mundo de hoy está muy erotizado, marcado por una cultura del sexo. No hay una cultura del amor sino del placer.
• Sabemos que el hombre ha sido creado para amar. El amor es la vocación fundamental e innata de todo ser humano.
• El hombre está llamado al amor y a la entrega de sí mismo en su unidad corporal, sicológica y espiritual. No sólo entregamos el cuerpo, ni sólo el espíritu. Siempre nos entregamos como personas, siendo una unidad.
• La sexualidad es un elemento básico de la personalidad, un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.
• La sexualidad humana es buena. La sexualidad tiene como fin más hondo la vivencia del amor. La relación entre un hombre y una mujer es esencialmente una relación de amor.
• La vocación de la persona al amor requiere para su desarrollo el compromiso de vivir la castidad y la pureza. Ellas nos permiten orientar rectamente nuestra sexualidad según nuestra propia naturaleza.
• Todas las personas –los casados, los solteros y los sacerdotes y religiosos- están llamados a vivir la castidad.
• La castidad es la energía espiritual que libera el amor del egoísmo y de la agresividad. La castidad es una virtud moral. Es también un don de Dios, una gracia, un fruto del trabajo espiritual.
• La castidad implica un aprendizaje del dominio de sí. La alternativa es clara: o el hombre ordena sus pasiones desordenadas y obtiene la paz, o se deja dominar por ellas y se hace desgraciado.
• Al ser obra de Dios, el sexo es, por naturaleza, bueno, santo, sagrado. Podemos comprender que las relaciones sexuales tienen un doble fin: unir a los esposos y procrear.
• Al amor entre los esposos, y sólo a él, pertenece la donación sexual, que se realiza de modo verdaderamente humano, solamente cuando es parte integrante del amor con el que el hombre y la mujer se comprometen entre sí y ante Dios hasta la muerte.
• El uso de los anticonceptivos mutila uno de los fines del matrimonio, haciendo que la relación sexual se vuelva únicamente una búsqueda de placer y no una expresión del amor, como hemos visto hace unos momentos.
• El otro problema de los métodos anticonceptivos es que muchos de ellos son abortivos, es decir, producen la muerte del ser humano que ya vive en el interior de la madre.
• El aborto es la eliminación deliberada y directa, como quiera que se realice, de un ser humano en la fase inicial de su existencia, que va de la concepción al nacimiento.
• El aborto es un “crimen horrendo” porque consiste en quitar la vida a una criatura inocente, que no ha cometido ningún delito. Además, se agrava el crimen por ser la víctima una criatura que tendría derecho al amor de sus padres y que no alcanzará a disfrutar de ninguno de los bienes de la vida.
• La homosexualidad es la atracción sexual hacia personas del propio sexo. En cromosomas, hormonas sexuales y constitución física los homosexuales son normales.
• Una de las principales causas de la homosexualidad es la falta de madurez. En la pubertad, puede tratarse de un fenómeno transitorio; pero hay casos en que la homosexualidad se arraiga en los primeros años de juventud.
• No es fácil curar la homosexualidad, pero no hay que dejarse llevar por planteamientos fatalistas, ni siquiera en los casos en que las tendencias homosexuales son intensas y están muy arraigadas.
• Las inclinaciones homosexuales son objetivamente desordenadas, y por tanto es inmoral realizarlas, pero el homosexual como persona merece todo respeto. Esas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición.
• Uno de los fenómenos alarmantes de estos años ha sido la creciente difusión de la pornografía y la generalización de la violencia en los medios de comunicación social. La pornografía deshumaniza a la persona.
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