• Tenemos un llamado universal a la santidad. La verdadera felicidad y realización plena es la santidad. Éste es el Plan de Dios para todas las personas.
• El llamado universal a la santidad se hace concreto dentro de una vocación específica. Hay tres tipos de vocación: el matrimonio, el sacerdocio y la vida consagrada.
• Responder a nuestra vocación específica es fundamental para que alcancemos la santidad. Nuestra vocación es el camino concreto que Dios, en su amor personal, nos ha dado para que lleguemos a realizarnos como personas humanas y seamos plenamente felices.
• La vocación al matrimonio es un llamado a santificarse en pareja y formar una familia cristiana.
• La vocación sacerdotal es un llamado a ser otro Cristo, un llamado a transmitir la Gracia de Dios mediante los sacramentos y a vivir el estilo de vida que vivió Jesús.
• La vocación a la vida consagrada es un llamado a dedicarse por entero a evangelizar y seguir de cerca los pasos de Jesús.
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